El asegurado es la persona física que contrata un seguro para beneficiarse de una cobertura en
caso de siniestro.
En un
seguro de crédito, se trata del prestatario que contrata una cobertura al
suscribir un
préstamo hipotecario. Además, las garantías y las tarifas varían de un asegurado a otro. Dependen del perfil del solicitante, como la edad, el estado de salud, la profesión, los hábitos y la actividad deportiva.
De hecho, la
compañía de seguros establece un límite de edad, especialmente en los
seguros de fallecimiento e invalidez, ya que el riesgo para la aseguradora aumenta con la edad del prestatario. Por ello, algunas entidades ofrecen
formulas de seguro para personas mayores con el fin de favorecer a los asegurados de edad avanzada en la cobertura por fallecimiento.
En cuanto al estado de salud del suscriptor, este parámetro puede influir en el
contrato de seguro. Una vez respondido el cuestionario de salud por parte del prestatario, salvo cuando se acoge a la ley Lemoine (préstamo inferior a 200 000 € y reembolsado antes de los 60 años), la aseguradora establece un contrato estándar. De lo contrario, el interesado se beneficiará de una cobertura con un aumento de la tarifa o exclusiones de la garantía, en particular si presenta un riesgo agravado para la salud. En este caso, el convenio AERAS (asegurarse y pedir un préstamo con un riesgo agravado para la salud) permite a estas personas disponer de una cobertura estándar tras un estudio en profundidad de sus expedientes.
Por otra parte, la naturaleza de la profesión del deudor también determina el contrato de seguro de crédito. Este puede variar según que el interesado sea empresario, funcionario, etc. Así, una actividad profesional de riesgo no se descuidará en la tarificación del contrato. Las aseguradoras suelen reservar la cobertura de los riesgos
IPT, ITT e IPP a los trabajadores por cuenta ajena. Por otra parte, será más difícil para una persona desempleada beneficiarse de un
seguro de préstamo. Por último, la llegada a la edad de jubilación suele suponer la extinción de estos
seguros de invalidez e incapacidad. Solo la garantía por fallecimiento sigue siendo válida hasta los 70 años como mínimo.
A la hora de definir el contrato de seguro, las
compañías aseguradoras también pueden tener en cuenta los hábitos del tomador, si es fumador o si practica, entre otras cosas, una actividad deportiva peligrosa que pueda suponer un riesgo. Además, en el caso de varios prestatarios, el corredor tiene en cuenta la cuota de seguro y puede cubrir por separado a cada coprestatario.
Por último, la
Ley Lagarde permite
elegir un seguro distinto al propuesto por el banco. Gracias al
comparador de
ofertas de seguros, el prestatario puede encontrar el
mejor seguro y el más barato.
Si desea obtener más información sobre el seguro de crédito: