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Nuda propiedad
En una compra inmobiliaria clásica, el comprador es pleno propietario del bien, con todos los derechos que ello conlleva:
- el derecho a disponer del bien (por ejemplo, venderlo);
- el derecho a utilizar el bien (por ejemplo, vivir en él);
- el derecho a percibir ingresos derivados de dicho bien (por ejemplo, alquileres).