La tasa de endeudamiento representa la parte de los ingresos netos mensuales dedicada al
reembolso de un crédito. El banquero la utiliza para evaluar la situación financiera del deudor y determinar su capacidad de endeudamiento antes de aprobar o denegar una solicitud de
préstamo hipotecario.
Calcular la tasa de endeudamiento es sencillo. Basta con seguir esta fórmula:
Índice de endeudamiento = (importe amortizado cada mes + gastos fijos) x 100 / ingresos (ingresos profesionales + otros ingresos).
Cabe señalar que este cálculo del índice solo tiene en cuenta los ingresos regulares. Se excluyen las primas y otras indicaciones variables. En cuanto a los gastos, hay que tener en cuenta los alquileres (si se es inquilino), las cuotas mensuales de los créditos en curso y la pensión alimenticia.
Ninguna ley obliga a los prestamistas a establecer un umbral de endeudamiento. Sin embargo, la
norma HCSF (Haut conseil de stabilité financière, Consejo Superior de Estabilidad Financiera) recomienda un
índice de endeudamiento máximo del 35 % de los ingresos netos del prestatario. Se considera que, por encima de esta cifra, puede tener dificultades para pagar sus deudas. Según esta norma, el plazo máximo de reembolso es de 25 años.
Además, el banco tiene en cuenta varios criterios antes de contratar al prestatario. Entre estos criterios figura el «resto para vivir». Corresponde a la suma de dinero de que dispone el deudor después de pagar sus gastos fijos mensuales. Cuanto más alto sea, más seguro estará el corredor sobre la capacidad de reembolso.
Asimismo, el deudor puede incurrir en
sobreendeudamiento cuando su
índice de endeudamiento supera el 50 %. Este suele ser el caso cuando ha contraído varios créditos pendientes. Para que se le conceda un préstamo, el prestatario debe encontrar una forma de reducir este índice.
La primera solución sigue siendo eliminar los gastos superfluos o aumentar sus ingresos. De lo contrario, el prestatario puede alargar sus préstamos para reducir las cuotas mensuales, ampliando el plazo de
reembolso del préstamo principal. También tiene la posibilidad de contratar un nuevo crédito a través de otra entidad que acepte prestárselo. Pero el método más utilizado sigue siendo la refinanciación. Permite
agrupar varios préstamos en uno solo, con un tipo de interés y una cuota mensual únicos, en una nueva entidad crediticia.
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