El
crédito renovable, a veces denominado
crédito revolving, se caracteriza por su gran flexibilidad en cuanto a su uso y reembolso. De hecho, la operación bancaria consiste en poner a disposición del
prestatario liquidez que podrá gastar según sus necesidades. Se puede utilizar de diversas maneras, ya sea para cubrir gastos corrientes o imprevistos o para financiar proyectos personales. Fácil de usar, suele ir asociado a una
tarjeta de crédito o de fidelidad.
Numerosas
entidades de crédito, como
Cetelem,
Sofinco o Cofidis, ofrecen esta opción bancaria a sus clientes. Por lo general, este tipo de
préstamo al consumo no requiere
documentos justificativos sobre el uso de los fondos. Desde el momento de su concesión, el beneficiario tiene acceso a la suma de dinero con total libertad, sin necesidad de solicitar la autorización de la
entidad crediticia.
El crédito
renovable funciona como una
reserva de dinero que se va reconstituyendo a medida que el
deudor va pagando su
préstamo. Este producto financiero le permite reembolsar la totalidad o parte del
importe prestado en cualquier momento. Los
plazos de reembolso del crédito se efectúan en cuotas, que cubren tanto los intereses como el capital prestado. Esta característica ofrece cierta flexibilidad, pero requiere una gestión prudente. Esto se debe a que los tipos de interés suelen ser más elevados que los de los
préstamos personales convencionales. Cuando el crédito
revolving se utiliza de forma irresponsable, los intereses pueden acumularse, lo que puede dar lugar a un
endeudamiento.
Si los saldos no se reembolsan rápidamente, el prestatario puede verse abrumado por costes adicionales. De este modo, se expone al riesgo de posibles dificultades financieras. Por otra parte,
contratar un
seguro de crédito puede aportar una mayor seguridad. Aunque es
opcional, la
entidad crediticia puede exigir su contratación antes de conceder el préstamo. Esta precaución tiene por objeto proteger al
prestamista y al prestatario en caso de
incidentes. En caso de acontecimientos imprevistos, la aseguradora reduce la presión financiera, en particular garantizando la continuidad de los pagos del crédito.
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