El
préstamo convencional está destinado a personas que desean adquirir un
bien inmueble para convertirlo en su
residencia principal. Forma parte de los «
préstamos subvencionados por el Estado» para favorecer el
acceso a la propiedad.
En concreto, el préstamo
convencional se refiere a las siguientes operaciones inmobiliarias:
- Compra de una vivienda (nueva o antigua), con o sin obras;
- Compra de un terreno (con un límite de 2500 m²) para construir una vivienda;
- Adquisición de un inmueble antiguo con fines de alquiler (pero bajo ciertas condiciones).
Permite financiar la casi totalidad del proyecto. Incluye, en particular, el precio de compra de la vivienda, los seguros de responsabilidad civil y de daños, y los diversos impuestos. Sin embargo, no cubre los
gastos de notario, los gastos de tramación, la compra de muebles, etc.
Además, este
crédito inmobiliario permite financiar las siguientes obras:
- Renovación o rehabilitación de un inmueble (terminado hace al menos 10 años);
- Mejora de la eficiencia energética de viviendas existentes desde al menos el 1 de julio de 1981;
- Ampliación de una vivienda (mediante ampliación o elevación);
- Transformación de un local en vivienda;
- Adaptación de una vivienda para personas con discapacidad.
Cabe señalar que el importe de las obras no puede
superar los 4000 €. El propietario de la vivienda también debe instalarse en ella a más tardar un año después de la compra o la finalización de las obras.
Es posible
obtener un préstamo concertado en todas las entidades financieras que hayan firmado un acuerdo con el Estado. Este tipo de crédito es accesible
sin condiciones de recursos. Su tipo de interés puede ser fijo o revisable, según la política del banco. No obstante, las autoridades públicas imponen límites máximos. Estos se establecen en función de la
duración del reembolso, que suele ser de entre 5 y 30 años.
Al igual que en el caso de los créditos
hipotecarios clásicos, las entidades bancarias exigen la contratación de un seguro de crédito para conceder un préstamo concertado. Este garantiza el pago de las cuotas mensuales en caso de que el
prestatario no pueda hacer frente a su deuda. Por lo tanto, protege tanto al banco prestamista como al asegurado y a sus familiares.
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